Y me llevó a su sueño, que junto al mío también estaba lleno de jardines verdes y florecidos. Sacados de una misma ilusión, compartiendo los mismos segundos en que nuestros ojos permanecían cerrados. Esto es un juego. Es un maltrato para los sentidos. Quizás algo perdido de mi propia realidad se había fugado. Quizás no. O quizás sí; desde ese mismo instante en que había aceptado el viaje a soñar; cuando tranquilamente y sin temor, vi su mano estirarse y acabar con las existentes distancias de nuestros cuerpos.
¿Fue un sueño?
¿Fue una idea?
Mi propia credibilidad haciéndome dudar de la realidad y la fantasía, así cuando un día me ahogué en la tristeza o peor aún, cuando caí tanto en mi nostalgia que llegué a besar la pasada primavera.
Un loco pasar, un extraño viaje de colores, aromas y frutos.
Estamos destinados a vivir siempre revisando nuestros caminos. ¿Por qué será?